SI SOLAMENTE PODEMOS HACER UNA INVERSIÓN PARA NUESTRA PLANTA, QUE SEA EN TAMIZAJE.
Por: Ing. Mauricio Gil Casadiego.
El costo de remoción aumenta con cada etapa del proceso de tratamiento, entre menos sólidos y caudal tengamos en cada etapa, la factura global de energía e insumos será menor, y más importante, manteniendo la calidad del efluente final.
Ya sabemos que uno de los principios básicos en tratamiento de agua es la remoción escalonada de sólidos desde aquellos de mayor tamaño hasta aquellos presentes en forma soluble. Es decir, desde los sólidos sedimentables a los solubles, pasando por los suspendidos. De forma inversa, como explicábamos, mientras se reduce el tamaño de los sólidos, aumentan los costos asociados con el tratamiento. Solo pensemos en el costo de retirar un kilogramo de bolsas de un canal por medios físicos, una reja por ejemplo, contra el costo de remover un kilogramo de metales pesados disueltos por medios físico-químicos como una resina de intercambio iónico, y el muy desproporcionado impacto de este kilogramo producto de éstos dos tipos sólidos en el DQO.
Siguiendo ésta lógica, la remoción de grandes sólidos como empaques, cáscaras, fibras, residuos de animales no sólo impacta nuestros costos en términos de energía e insumos, sino que también reduce los costos de mantenimiento correctivo y tiempos de parada por taponamiento o daño en equipos de bombeo y trasiego de efluentes.
Existen en el mercado muchos medios de remoción, desde los empíricos, como rejas electro soldadas, hasta los totalmente automatizados como rejillas, tornillos y tamices rotativos auto limpiantes. Dependiendo de nuestro caudal, presupuesto, tipo de sólido y su distribución en nuestro afluente, debemos tener un pretratamiento basado en tamizaje.
Pero, ¿qué sistema de tamizaje debo implementar?. Primero, aceptemos que se necesita al menos un tamiz para proteger mis bombas y tuberías. Lo siguiente es determinar la distribución de sólidos junto al caudal a tratar. Si mis sólidos a remover son de gran tamaño, o mi caudal alto, debo pensar no sólo en su separación, sino también en su remoción. Un primer paso es separar los sólidos, sin embargo, sin la remoción periódica de los sólidos separados, tenemos el paulatino incremento en el riesgo de taponamiento, desborde y colapso del tamiz, y puede ser peor para los procesos subsiguientes.
Así las cosas, si tengo sólidos sedimentables grandes, mas de 5 mm, una rejilla, tambor o tornillo es la mejor opción. Si mis sólidos son de tamaño medio, de 5 a 1 mm, una rejilla fina o tamiz de malla es ideal. Para sólidos más pequeños, existen tamices con luz de malla de 1 a 0,25 mm. En muchos casos, tenemos en nuestro afluente sólidos de diferentes tamaños, donde un sistema de tamizaje compuesto, con una rejilla, tambor, tornillo, tamiz grueso, medio o fino, en la configuración deseada, siguiendo el principio de remoción de mayor a menor tamaño, es recomendable.
Si bien es cierto, el tamizaje, como proceso del sistema de pretratamiento, es una alternativa que utiliza medios físicos de remoción, podemos incrementar su porcentaje de remoción a través de coagulantes o floculantes, mediante la dosificación en bajas dosis de los mismos, con el fin de aumentar el tamaño de las partículas, algunas de tipo suspendida o coloidal, y así disminuir la carga y costos asociados con las etapas posteriores.
Finalmente, podemos personalizar nuestro sistema de tamizaje de tal forma que el costo operativo asociado con la limpieza y remoción se reduzca mediante la implementación de sistemas manuales, semiautomáticos o automáticos, donde la remoción y limpieza se realiza con base en caudales y niveles a recipientes, por medio de tornillos, bandas transportadoras y compactadores.
En conclusión, incluir un sistema de tamizaje es vital para el correcto funcionamiento de nuestra planta y su diseño puede incluir varios equipos de tipo mecánico y procesos físicos, pero también procesos químicos dosificando coagulantes y floculantes que aumenten el tamaño de partículas. Estos equipos pueden incluir, tambores, rejillas, tornillos y tamices en configuraciones y grados de automatización que busquen, en últimas, la reducción de la carga en los procesos posteriores y la reducción de costos asociados a insumos energéticos, operativos e insumos.
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