Por: Mauricio Gil Casadiego En general, cualquier tratamiento se refiere a la transformación de un estado dado, que no podemos controlar, a un estado deseado que tratamos de obtener. En el caso del agua, ¿en qué consiste su tratamiento? Intuitivamente, podemos pensar que el tratamiento consiste en limpiar el agua, pero no es así. El agua a presión utilizada en corte de láminas de acero, por ejemplo, se «ensucia» agregando arena y otros agentes abrasivos y lubricantes como aceites con el fin de ser usada en nuestro beneficio. En nuestro caso, la mayor parte del tiempo, nuestro trabajo consiste en remover sólidos que, en grandes cantidades, serían dañinos para la naturaleza y afectaría la sostenibilidad del ciclo del agua entre muchos efectos indeseables. La remoción de sólidos se realiza en forma secuencial, a través de procesos unitarios que separan las partículas por tamaño, desde las mas grandes a las mas perqueñas. De no seguir la secuencia, y no garantizar la eliminación de sólidos específicos en las correspondientes etapas, tendrá como consecuencia el aumento de costos operacionales. Básicamente la remoción se realiza en tres etapas a saber: Todo parámetro que mide el impacto de los sólidos en la naturaleza, DQO, DBO, Grasas y Aceites, está asociado con materia, y la separación es el fin último del tratamiento, por flotación o sedimentación al separar, en orden, con los mecanismos adecuados, se trata el agua.
